Consumir bebidas alcohólicas mientras se sigue un tratamiento farmacológico puede disminuir la acción terapéutica de los medicamentos o inclusive anularla por completo y convertirlo en algo dañino o tóxico para el cuerpo. Este efecto perjudicial es notable con aquellos productos farmacéuticos que tienen acción en el sistema nervioso central, algunos de los cuales se pueden comprar sin récipe médico.
El alcohol interfiere con los canales de comunicación que usa el cerebro. Esas vías son usadas por los medicamentos que al encontrarse con el etanol potencia su acción de una manera descontrolable. Esta mezcla, aunque sea de poca cantidad, puede provocar sueño, letargo o mareos, lo que lo hace más peligroso al momento de conducir.Tomar licor mientras estás bajo un tratamiento médico podría tener un efecto negativo en los síntomas o la enfermedad misma. Las personas mayores corren un alto riesgo de intoxicación porque toman más medicamentos que los jóvenes y son más susceptibles a los efectos de la bebida, debido a que el envejecimiento también disminuye la capacidad del cuerpo para metabolizar el alcohol, por lo que sus efectos negativos se sienten con mayor rapidez y permanecen más tiempo en el torrente sanguíneo de un adulto mayor.